lunes, 3 de noviembre de 2025

La normalización de la era Android

 La tecnología aun rudimentaria, ha estado desde la era de las cavernas, ha facilitado el desarrollo y convivencia, nos ha elevado a una posición de comodidad.

 

Luego de la revolución industrial y las guerras mundiales, se expandió y normalizó el uso de artefactos que “ayudan” y “facilitan” nuestra supervivencia. Entre las cosas positivas, ha sido el avance en temas de higiene y salud. Habría que reconocer el impacto positivo a la humanidad de la invención de los microscopios, termómetros, estetoscopios, rayos “X”, etcétera.

 

Pero también ha habido avances para modernizar otras áreas como la arquitectura, el sector agrícola, la economía, esto para engrandecer la cadena de producción y masificarla, que más y más sectores poblacionales se incorporaran a la modernidad.

 

La creación de la internet en la década de los 60 con fines estratégicos militares permitió enlazar computadoras en distintos espacios físicos para compartir información, conectadas en tiempo real, pudieron evitar retrasos en la transmisión de datos que antes se hacía en forma artesanal.   He ahí el verdadero salto triunfal a la gloria… o… al infierno.

 

Del 2010 en adelante la conectividad fue más veloz. Para las generaciones presentes, el mundo sin la internet de las cosas y sus maravillas, no es posible.

 

Nuestros celulares para nuestra comodidad, intuyen y predicen nuestros comportamientos. Nos diseñan estilos de vida saludables, pueden monitorear nuestros, pasos, latidos, calorías, alertando sobre los peligros de no estar conectados a su red.

 

¿Cuántas horas de las 24, estamos enganchados a la tecnología?... ¡las 24!.

 

Hay gente que trabaja desde casa, hace transacciones económicas, inversiones, solamente apretando teclas. Nos han mostrado miles de celulares transmitiendo en tiempo real con bots, que están generando de forma autónoma tareas repetitivas.

 

Esta experiencia no representa una amenaza, sino más bien puro beneficio, tenemos 24/7 los 365 días esclavos digitales, es la sociedad feliz industrial.

 

Hoy el ChatGpt sugiere que piensa mejor que nosotros, es la inteligencia artificial, que nos ha mejorada, desplazando el esfuerzo intelectual de crear, imaginar o pensar distinto, nos ha uniformizado porque es más fácil, útil y efectiva su interface que nuestros procesos neuronales.

 

 Algunos apocalípticos nos dicen: ¡Somos el rebaño, el ganado, los conejillos de indias!

 

Y la masa pareciera decir —Si, los sabemos, lo queremos, lo deseamos, es nuestro gusto.

 

Cassandra es la serie alemana  de 6 capítulos que se encuentran disponibles en Netflix con una duración promedio superior a los 40 minutos. Parece ciencia ficción, pero no lo es, parece que el género es de terror, pero no lo es.

 

Es la aspiración concedida de los futuristas del ayer, la normalización de la era Android.

 

#EsdrasCamacho

miércoles, 29 de octubre de 2025

a partir de los40

 He platicado con personas que oscilan entre los 40 y 50, y la mayoría expresa su preocupación porque algunas cosas que vio o soñó a los 20 o 30 no eran como lo imaginaron.    


Cuando ves que eres del grupo de los que tienen canas, arrugas y notoria grasa abdominal.  Te percibes de forma distinta. Se supone que tendrás una crisis, la de los 40, pero no está comprobado, crisis puedes tener a cualquier edad. 


Se supone que haces el balance de tus logros, satisfacciones, complejos, temores y frustraciones. Se supone que aligeras la carga… se supone que dejas de sentir interés, por el qué dirán. 


La sociedad lo sabe, la industria lo sabe, los cuarenta es un mercado específico de nostálgicos filósofos trasnochados. Se hacen memes sobre sus gustos, tendencias e interpretaciones. 

—Oye, ¿y no van a poner algo de Caifanes o Soda Stereo? ¡Eso sí era música, no estas mezclas raras!


Posiblemente tengas epifanías, sobre el valor del tiempo, el dinero, el espíritu, el amor. Posiblemente no. 


Si tienes hijos, “te caerá el veinte”. Ya no puedes seguir teniendo la vista fija en el horizonte, el horizonte ya llegó. 


Ya fue momento de la guerra, ahora lo es el del amor, la dicha, la serenidad. 


Es el momento de encontrar oxitocina en las calmadas. Es la edad de la sabiduría, déjate envolver en ese precioso manto. 


Los cuarenta es un muy buen traje, arrugado, desteñido, sucio, incólume, provocador, pero es lo que ha sobrevivido a la rebeldía. Date cuenta, eres ejemplo…bueno o malo, pero eres. 


Joaquin Sabina, (Para variar cito a mi compositor y cantante predilecto) escribió un tema llamado “A mis cuarenta y Diez”. A mis cuarenta y diez/Cuarenta y nueve dicen que aparento/ Más antes que después he de enfrentarme/Al delicado momento/De empezar a pensar en recogerme/De sentar la cabeza”. 


Ya se logró la revolución o no, pero te das cuenta que tus fuerzas se están enfocando en cosas distintas. Esta etapa es la auténtica en la que eres totalmente responsable en todas las dimensiones, en lo laboral, en lo afectivo, en lo introspectivo, en el imaginario, en el visionario. 


En mi caso, me siento bien, pago alegremente mis deudas de amor.  Me reconforto en las certezas que el transcurso del tiempo me brinda, y en la firme convicción de ser una persona auténtica, honesta y coherente. 


Eres un clásico. ¡Y los clásicos nunca pasan de moda!. 


Escucha aquellas pasiones silenciadas. Date el gusto de ser quien siempre quisiste ser, ya no más dramas, ya no más poses.  Es la oportunidad de explorar, hay otros sabores que esperan por ti. Puede que haya otras primaveras ocultas para ti, la verdad nunca se sabe. 


 Enciéndete. 


domingo, 26 de octubre de 2025

Días de bachillerato



#EsdrasCamacho

Era el año 1992 y nos tocaba el nivel medio superior. El desafío era el examen de admisión, la matrícula era reservada para 80 y tantos alumnos de nuevo ingreso. A mis amigos les decía: "El que nada sabe, nada teme", pero yo temía no acreditar y me preguntaba ¿Qué camino seguir? Días antes del examen, los maestros convocaron a un curso propedéutico donde vimos a algunos que permanecerían y a otros que no.

 

La escuela estaba ubicada en las afueras de la ciudad, daba la impresión de haber sido un campo de cultivo o pastizal para ganado. El edificio era seminuevo, algunas aulas estaban recién construidas, iluminadas y ventiladas. En la plaza cívica se distinguía un pequeño templete para izar la bandera durante los homenajes. No recuerdo mucho de eso; quizá no había homenajes, o quizá yo no asistía.

 

El horario era de 3 de la tarde hasta las 9 de la noche. Vespertina, ya que la mayoría de los maestros enseñaban por las mañanas en la secundaria Diurna del Estado Motozintla. Esto también permitía a los alumnos aprovechar la mañana para hacer las tareas en la biblioteca o ayudar en casa con las labores domésticas.

 

El ingreso era ordenado, pero la salida era un tumulto; a veces formaban una gran cadena de brazos humanos y a veces se les ocurría hacer la travesura de atravesar un viejo chasis de un vehículo abandonado, para imposibilitar el tráfico vehicular.

 

La mayoría de nosotros íbamos en bicicleta. El camino de ida tenía una inclinación, siguiendo el cauce del río; disfrutaba sintiendo el aire que se formaba en una bolsa entre la tela de mi espalda y mi piel. Al llegar, estacionábamos las bicicletas frente a la oficina de prefectura, junto a una docena o veintena de otras.

 

A veces, al regresar conducíamos con la mano izquierda en el manubrio mientras caminábamos. Recuerdo que aquellos que no tenían ni novia ni bicicleta se ofrecían a traerlas de vuelta a la zona urbana y dejarlas en el domicilio del propietario.

 

En dos o tres paredes se apreciaban murales de Delgadillo, un destacado pintor, escultor, grabador, muralista y activista político que fue invitado por profesores afines a la ideología política de izquierda en los primeros años de la década de los 80. Para 1994, la Secretaría de Educación instruyó borrarlos por temor a que la población siguiera teniendo como máxima la lucha por la justicia social.

 

Se nos informó que debíamos llevar uniforme, idea que a algunos no les convenció, pero todos debíamos aceptar. Debido al poco personal, los alumnos descubrieron unos desperfectos en la malla perimetral por la parte trasera, junto al canal de desagüe, por donde se colaban. Otros esperaban en la tienda de enfrente, sabiendo que después de las dos primeras horas quitaban el candado del portón y podían ingresar sin dificultad.

 

Algunos maestros nos daban una, dos o tres hojas para estudiar para el examen; otros llenaban el pizarrón de números, logaritmos, polinomios, escalas, curvas cuadráticas, entre otros. En el laboratorio de química, se nos invitaba a descubrir las moléculas de una gota de sudor, saliva, sangre o semen.

 

El maestro Daniel Corona nos animaba a ver por las ventanas el verdor de los cerros, diciendo: "El verde es el único color que no daña la retina". Gumán Coronado nos hablaba del cooperativismo rural, Salazar de Rubén Darío y su "ya viene el cortejo", Catalli de los productos notables y algebraicos. En esos días, comencé a frecuentar la biblioteca: "¿Qué libro necesitas? Te paso los de química, física o matemáticas". Sin embargo, yo solo quería seguir leyendo la nueva antología de poesía mexicana y otros más.

 

Anualmente se realizaban concursos de declamación y oratoria, dónde se seleccionaba a quienes representarían a los destacados en los eventos regionales y estatales. Algunos tuvieron el privilegio de demostrar su talento en ciudades grandes. No a todos les interesaba, por eso durante esas horas se quedaban en la plaza cívica escuchando a otros que llevaban sus guitarras y cantaban canciones de Juan Gabriel, El Tri o los Temerarios.

 

En 1994, un año antes de mi graduación, uno de los profesores de ciencias sociales nos compartía semanalmente los comunicados del líder del movimiento armado de la selva lacandona. Él deseaba que tomáramos conciencia de la afrenta a la sociedad del neoliberalismo, del perjuicio de la macroeconomía en los bolsillos de las familias mexicanas, del despertar de la conciencia a través del discurso poético y literario del Sup. Nosotros, sin embargo, solo pensábamos en las atractivas compañeras de primero a tercero que provocaban suspiros arrebatados de amor y desengaños con sus miradas.

 

Lo que tuviera que pasar, sucedería. El futuro estaba aún lejos.

 

Eran nuestros días de bachillerato.

 

ODISEAS POSMODERNAS

 

jueves, 2 de octubre de 2025

Acuérdate de abril

 Acuérdate de abril


El tema del amor y el de la muerte nos genera ansiedad, no hay quien pueda escapar a esto: por carencia, por exceso, por temor, por dolor. Toda nuestra preocupación oscila entre estos dos grandes temas. 


¿Y qué sucede mientras? 


Hay de dos siempre, o contemplar la inacción desde el ostracismo o inventar otros escenarios antes de la hora de la despedida. 


En la publicidad nos comparten frases sencillas, arriesgadas y temerarias. "Atrévete a ir más lejos" o "No te quedes con las ganas", o, "Es simple: solo haz que pase". Y su efecto varía dependiendo de la necesidad que se tenga de poner en práctica lo obvio, es vivir en movimiento a pesar del dolor, o silenciar tus pasos, para huir del dolor. 


El conjunto de cosas que construyen nuestro mundo, oscila entre lo positivo y lo negativo, entre la luz y la sombra. Pretender estar solo en un extremo es de locos. Aceptemos lo que somos. Somos esa mezcla de temores, alegrías, creencias, pensamientos, ideas, equivocaciones, aciertos, placer, amargura. 


En el capítulo III de Viaje a Ixtlán de Carlos Castañeda, Juan Matus, el personaje central de su historia le dice al autor: “Te tomas demasiado en serio. Te das demasiada importancia. ¡Eso hay que cambiarlo! Te sientes lo más importante, y eso te da pretexto para molestarte con todo”. 


Estamos de un lado de un umbral, o una puerta, una frontera, del otro lado hay un misterio. Nos imaginamos el otro lado, como más o menos importante, pero aquí donde estamos también es importante. Acá de este lado hay también misterios, hay entretenimiento, hay información, hay oportunidades. 



El arte es así: una acción que no exige recompensa inmediata, una entrega que se hace sin garantía de cosecha. El artista planta su semilla en la tierra del tiempo, con la mirada puesta en un horizonte que tal vez nunca se acerque. Como quien escribe en la arena sabiendo que la marea vendrá. 


Desde hace millonésimos años, el mundo existe y sus partículas o moléculas, o átomos, o procesos bioquímicos existirán, continuarán explotando, habrá nuevos, universos, quizá. Y nosotros pasaremos… pero en cualquier momento renaceremos en otros átomos, en otra gente.  


Parafraseando al trovador Amaury Pérez en su tema: Acuérdate de abril 


“[…]No olvides que el amor vuela de noche y anida en otro abril cualquiera” Agradece que exististe. (Ahora también) aunque ya no estés allí. 


Somos infinitos. 



#EsdrasCamacho


02/10/2025


jueves, 4 de septiembre de 2025

El show debe de continuar.

 El show debe de continuar. 


Nuestra vida es una película de corta o larga duración. Una serie televisiva, tal vez.


¿Lo has pensado? Nuestra vida es una película, y... a veces casi siempre, tú diriges. En ocasiones sentimos que nos manipulan y en otras sentimos que nuestro libre albedrío fluye.


¿Quién escribe el guion y quién lo adapta?


Nuestra curiosidad nos lleva a explorar distintas rutas, tanteando las experiencias de aprendizaje que podrían servirnos ¿o no? más adelante, como en un parque temático.


La vida también es un reality, un programa de competencias para ganar un premio.


El reto de dejar el pañal o aprender a caminar es el primer episodio. Asistir a la escuela por primera vez es otro episodio impresionante. Mamá o papá te suelta la mano y te sumerges juntos en ese espacio llamado aula. Cuando le caes bien o mal a algún compañero de asiento, cuando te retan a ser el mejor en una actividad física, cuando no acreditas la asignatura por falta de puntos.


En mis primeros años, se me dificultó hablar. Recuerdo que decía mi segundo nombre porque el primero, al tener una sílaba trabada, me resultaba complicado. Otro desafío fue que me metieron en un equipo de básquetbol de puras estrellitas, donde yo no tenía nada que hacer. En todos los episodios ha habido momentos gloriosos y de fracaso, en los que al final o cierre no se entiende del todo el propósito, como si el que diseñó el juego nos tuviera saña.


Otro trauma fue el del desengaño amoroso; pienso que es uno de los más aleccionadores. Allí nace un romántico o un pesimista empedernido, y de ahí nos cuesta reinventarnos.


Adolescencia, juventud, adultez temprana y media, madurez y vejez: "la última prueba". Hay que avanzar. El show debe continuar. Los traumas se resolverán.


El reto es complicado. En medio del caos tiene que aparecer la belleza, lo inefable, lo misterioso, lo sublime, y que unos rompecabezas, las sagas congenien, que se embonen armoniosamente, porque como sabrás cada cierre de temporada debe ser magnífico.


Hay desafíos como la enfermedad, la soledad o la muerte, ahí debemos  controlar el miedo y vencer para avanzar.


Mientras hay vida, hay nuevos episodios; tú puedes seleccionar las enseñanzas con las que te quedas. Cada temporada cuenta con episodios álgidos, momentos intensos, de confrontación con el mundo o contigo mismo.


Un tip: cuando ganes o pierdas un desafío, velo como si fueras un crítico, un espectador, toma distancia, analiza las oportunidades, amenazas y fortalezas, y vuelve a la carga la siguiente vez.


¿Sientes o intuyes que estás en el final de una temporada? ¡Que sea sensacional el cierre!


Aunque nadie te lo reconozca, que tú digas, lo hice “A mi manera”. 




domingo, 31 de agosto de 2025

Figuraciones mías.

 A veces casi nunca pienso en aquellas mujeres con las que no me quedé. Ni ellas conmigo. ¿Qué será hoy de su vida?,¿habrán dado vuelta la página de su vida, de un modo igual que se eructa innecesariamente? 


Pienso en ellas y en ninguna.


No me demoro en hacer el recuento, no fueron muchas. Sucedieron en esa edad en la que es natural conocer, experimentar, probar, sin compromisos. Recuerdo un texto que decía: “No porque quieras comer chorizo, debes comprarte todo el cerdo”. Ja ja ja, aplica de ida y vuelta para todos los géneros. 


Estaba tan necesitado en aquellos días, vivía alejado de mi núcleo familiar, me estrenaba y estrenaba en mi independencia.


Una jacarandosa estuvo jugando de manera cruel conmigo, había días en que fingía despreocupación y otras estaba atenta al teléfono apartándose en momentos de mi compañía, para atender asuntos de trabajo, y, yo crédulo, confiaba. Me dijo al final: —esto es la vida, yo te la hago a ti, y luego tú, se la harás a alguien, esto es la ruleta del amor. —Por favor, ya madura—. 


Me faltaba malicia, y me sigue faltando, en eso he evolucionado poco. Pero yo amaba, con irracionalidad, idealizando el mundo fantástico que se generaba en cada encuentro con ella; con la certeza de privilegiar el sentimiento por encima de la razón, a cualquier costo.  


En la noche de mi mal, con quincena recién cobrada y sin bocas que alimentar, fui a dos cuadras de mi casa al “Siete Mares” con decisión de aventarme al mar de lúpulo y levadura toda la tarde. Y pedirle al mesero otra caguama sol, y otra y otra; y a poner en la rockola “Que rumbo tomaste mi vida, que puerta a tu paso se abrió” y me sentí todo un Arturo de Córdoba o Abel Salazar en un filme de despecho. 


Un bebedor de la mesa contigua, se acercó tomándome del brazo, musitó. —Tranquilo carnal, yo ya pasé por ahí, y de ahí saldrás, tenlo por seguro— Volteé y le vi el rostro lleno solidaridad, como si su mirada de compasión fuese un abrazo. 


Uno de los versos de Rafael de León en su poema “Profecía” menciona: Pero allá en la madrugá te despertarás llorando. Porque sin sé tu marío, ni tu novio, ni tu amante, yo soy… quien más t’ha querío… ¡Con eso tengo bastante!


¿Se acordarán ellas también? No es que me atormente la duda, nomás a veces casi nunca pienso en aquellas, con las que no me quedé. 


lunes, 23 de junio de 2025

Yo en Sociales y ella en Económicos

 Estábamos en la prepa, yo en Sociales y ella en Económicos. 


Ella asistía a una religión de normas estrictas, si uno andaba de novio de una de ellas, era para adquirir sus hábitos y sus creencias. La consigna era casarse con alguien de la misma fe, no salir de la comunidad para no enfrentar desavenencias debido a distintas concepciones espirituales. Sé esto porque asistí a algunas de sus reuniones durante un tiempo. Mi abuela formaba parte de esa religión y nos llevaba allí todas las semanas, dejé de asistir cuando fui más mayor.


Caminábamos mi hermana, otros vecinos y yo hacia la escuela a la misma hora. Ella sobresalía del grupo por su estatura, siempre fue más alta que todos. Su madre, con un tono a medias cómplice y a medias juguetón, a veces me decía: "Cuídala, ¿vale? Si la cuidas, te la entregaré más adelante." Lo decía en broma, lo sé, pero también había algo de verdad en su promesa.


En nuestro último año de prepa, coincidimos en la organización de un evento intercolegial. En varias ocasiones nos quedamos solos y ella se acercó más de lo debido, sonriendo y lanzándome miradas que parecían una invitación silenciosa a un juego desafiante de coqueteo. Pero algo no terminaba de convencerme; tal vez vislumbré el futuro y no me agradó, por eso no correspondí a sus afectos.


Días después, me invitaron a la fiesta de cumpleaños de su hermana mayor, creo que era para celebrar su despedida de soltera. Ella me invitó a bailar y, bailamos una o dos piezas, no lo recuerdo con exactitud. Luego, ella puso una canción que hizo que todos se sentaran en sus lugares, quedando solo ella en la pista para entonar, junto a la intérprete de Tex-Mex: “Amor prohibido murmuran por la calle. Porque somos de distintas sociedades. Amor prohibido nos lo dice el mundo entero. El dinero no importa en ti ni en mí. Ni en el corazón, oh, oh baby [...]”


Esa canción también la ponía cada vez que pasaba frente a su casa, no sé si era a propósito o casualidad.


Cuando nos graduamos, muchos se fueron y otros se quedaron. Yo me fui, ella se quedó. La vida transcurrió, yo regresé con los estudios terminados. Alguien me informó que ella también emigró y se casó. Yo mantuve mi soltería por varios años.


La veo caminar delante de mí, erguida, distinta. Su andar ya no es el mismo; ahora proyecta solemnidad. Se ha convertido en una dama, y no en cualquier dama, sino en una de elegancia callada. Los tacones la elevan, no solo en altura, también en presencia. Lleva plataformas discretas, una falda que roza los tobillos, y un sombrero de ixtle con aires afrancesados. Se desliza por la calle con calma metódica, absorta en su quehacer cotidiano.


Es ama de casa, pero también predicadora. Para ella predicar no es una acción ocasional, es una vocación que abarca cada hora del día.


Siempre busca mi mirada, pero no siempre logro corresponderle. La he saludado en contadas ocasiones. 


La veo caminar delante de mí …me gusta recordar aquel momento y aquella canción: “Amor prohibido murmuran por las calles. Porque somos de distintas sociedades”.


lunes, 12 de mayo de 2025

No me gusta voyeur

Al voyeur, le encuentro esa categoría del aficionado al espectáculo [proviene del latín "spectaculum", que a su vez deriva de "spectare", que significa "contemplar" o "mirar"] El voyeur es entonces el que ve. El vigia, el mirón.

 

En los barcos de la antigüedad usaban un vigía, el cual tenía la consigna de advertir posibles obstáculos en la navegación, ese mirador debía tener muy buena vista, y adelantar el aviso de barcos piratas o “Tierra a la vista”. Pero mirar siempre agota, supongo eso le pasó al del TITANIC, que cuando dijo “Iceberg enfrente” fue demasiado tarde.

 

El espectador es el que no se involucra, o se involucra en su imaginación.  Ahora los que crean contenido ante un suceso gracioso, chistoso, violento, masivo o individual, actúan como voyeur. Sacan el celular y le dan REC a la cámara. Este es su placer, oficio, ocio y/o responsabilidad. Digo lo último con “ironía” pues que responsabilidad puede tener aquel que, ante un hecho de emergencia, en vez de ayudar, lo primero que hace es grabar desde el cristal de su celular o cámara.

 

Todos somos voyeristas hoy, en ocasiones inconscientes.

 

No tenemos nada que hacer, desbloqueamos el celular y a darnos gusto entre la comedia, el drama o el sinsentido de las redes sociales. En el top ten, tenemos que hay bailes, coreografías y canciones rítmicas pegagosas, momentos virales y chismes de figuras públicas, memes y videos de situaciones cómicas, videos de animales, momentos inesperados, más bromas, recetas de cocina, desafíos o retos, contenido educativo o inspirador.

 

Cuando aprendemos algo del tik tok o del Facebook, es la excepción, porque pasamos de ser espectadores a protagonistas.

 

¿El voyeur solo mira?

 

Claro. No tiene responsabilidad. Por eso no me gusta. Cómo el que se siente director técnico de su equipo preferido de futbol, frente al televisor y manotea y maldice, sobre cómo no están haciendo bien las cosas, los jugadores. Por es no me gusta el fútbol en la pantalla, pero si me das un balón y tengo ocasión, acierto a hacer algunas machicuepas en la cancha.

 

He ido dos o tres veces a los centros nocturnos, si hay alguna descarga eléctrica en presenciar las voluptuosidades de las bailarinas, por supuesto se aceleran los latidos, pero es eso nada más, a mi más me gusta actuar que mirar, prefiero ejercer.

 

El pensador de Rodin, está pensando sin ver. El que ve piensa, pero no actúa. Es mejor mil veces actuar ¿o, no?.

 

 

#EsdrasCamacho

12/05/2025

martes, 6 de mayo de 2025

No, yo no voy mucho a los cementerios. Incluso en el día de mi funeral, no iré.

 No, yo no voy mucho a los cementerios. Incluso en el día de mi funeral, no iré.

 

Llegado el momento y esperando se cumplan las instrucciones, pediría se cremen los restos, vuelto ceniza, llevarlos a la raíz del almendro, ceiba o árbol cualquiera en un parque o jardín, en alguna reserva ecológica, a cielo abierto, a la orilla de los pasos de la fauna, humanos o seres extraterrestres.

 

Volver al principio, ser lo que siempre fuimos.

 

Haber sido polvo, ese que se agazapa en las esquinas de las habitaciones, el que hace estornudar a los alérgicos. Polvo simple, Elevado, amado, necesitado, homenajeado, retratado, urgido. Simple Polvo.

 

Que cuando tuvo extremidades solo pensó en volver, con el apuro de la sed desértica, con la nostalgia de los desvelados, con el alucín de los locos.

 

Cuando vuelva al polvo, de donde partimos, bienvenido sea el silencio, el de los poetas, el silencio de los artistas, eterno vacío blanco, silencio oidor, silencio decidor, silencio carcajeante, silencio actoral, silencio silencioso, poético y amador.

 

Y entonces sí, estar en todas partes. Cumplir esa utopía.

 

Transmutar, viajar, inspirar. Ser motivo de sueños y escritura, ser de revés y de frente, un olvido.

 

Y de pronto, un poeta nos traiga a la hoja en blanco, improvisando con este tema, un desvarío.

lunes, 5 de mayo de 2025

¿Qué te hace llorar?

El otro día mientras estábamos en la cocina preparando el ceviche, Vicky y, yo, pedí picar la cebolla en cuadritos, esa tarea la había comenzado ella. —¡Ok!. Me respondió aliviada de haberla salvada, pero ya estaba con los ojos enrojecidos. Salió a lavarse y a lo que seguía. Yo me ocupé sin prisa en el trajin.

 

Volvió del lavadero y me vio en mi elemento, sin ápice de incomodidad.

—Cómo le haces

—¿Para qué?

—Para no llorar mientras picas la cebolla.

—[…] Ya no tengo lágrimas… ¡Mucho he llorado, ya!. Le dije y ambos soltamos la risa.

—Pero no es cierto

—No es cierto ¿Qué?

—Que ya se te acabaron las lágrimas

—Capaz que sí, dije y seguimos ocupándonos de la ensalada.

 

Pero pensándolo bien, casi es cierto. Lloré si, como dice el cantante: “todo un mar”.   

Fui muy llorón. Pero “El ayer, ya olvidé”

Dejé de llorar por considerarlo inútil. Le perdí emoción a llorar. Me resigno a la pérdida, a la frustración, a la ira, al abandono, pronto.

¿Qué si me estoy guardando el llanto?... No. Simplemente acepto las cosas como son, sé que todo pasa, nada queda, y dale NEXT a lo que sigue.

Ya no lloro, por eso vengo a escribir todos los días.  

O casi todos.

 

                Que tal

 

 

El otro día asistí a una exposición fotográfica con las mejores imágenes de la prensa mundial, son imágenes que comparten situaciones de angustia y crisis, debido a la violencia en distintas partes del mundo. Me acompañó mi hermana. Se exhibían reportajes fotográficos.  

 

El deterioro de la selva amazonas, vimos los efectos contaminantes en unas de los pozos petroleros en una favela de Brasil, una secuencia de imágenes de asesinatos a gente inocente en Gaza. Sobresale un migrante cruzando de un vagón de tren a otro, congelado en el paso al aire.  

 

Las imágenes son premiadas, los ganadores del concurso reciben una cantidad de dinero. Claro el oficio del fotógrafo es reconocido, es arte, pero también es denuncia. Es educación también para el espectador, el mundo descubre otros mundos y otros diálogos, otras formas de vida, a través de la fotografía.

 

Mi hermana avanzó de un stand a otro, sorprendida. Y yo, me quedé frente a una serie fotografía de niños, de ucrania, eran tres niños con el espanto y el horror en los ojos, el pánico, la angustia, la incertidumbre y la desesperanza en la mirada. Ahí me quebré y me cimbra recordar ese momento. Lloré, porque las infancias no merecen el dolor.

 

El mundo puede ser cruel con los adultos, nunca con los menores.   ¿Qué me hace llorar?: el sufrimiento infantil

 

miércoles, 23 de abril de 2025

¿Qué pasaría si?

 ¿Qué pasaría si? 


[Odiseas Posmodernas]


¿Has pensado si fueses un personaje de película, novela, cuento o historia de fantasía?


Piénsalo. 


Joaquín sabina nos canta: “Pero si me dan a elegir entre todas las vidas yo escojo/La del pirata cojo con pata de palo, con parche en el ojo, con cara de malo/El viejo truhan, capitán de un barco que tuviera por bandera/Un par de tibias y una calavera”. 


¿Qué pasaría si se nos concediese ser un personaje de fantasía?


¿Qué pasaría? 


Podremos tener respuesta a esta pregunta si somos imaginativos, si dejamos que el niño que fuimos responda por nosotros. 


Cuando yo era pequeño había un comercial que pasaban en la tele, allí unos niños al comprar un chicle se les aparecía una pantera y les ayudaba a jugar, yo siempre esperaba que ocurriera, pensaba si saldría por la izquierda o por la derecha, si estaría al doblar una calle, o al cruzar la puerta. 


Otro de los anuncios televisivos era el de un hombre de fantasía que aparecía del cielo con una sombrilla y te llevaba por las alturas al probar un caramelo con mentol. 


El episodio Kugelmass es un cuento de Woody Allen, allí  narra la historia de Sidney Kugelmass, un aburrido profesor de literatura que busca escapar de su monótona vida a través de la magia. Con la ayuda de un mago, Kugelmass logra transportarse a las novelas de Gustave Flaubert, específicamente a "Madame Bovary", donde vive un romance apasionado con Emma Bovary.


¿Has pensado ya? 


¿Sherlok Homes, Superman, El principito, Harry Potter?


Hay que tener imaginación para trasladarse fuera del mundo y ser ese superhéroe o antihéroe. Yo ya tengo el personaje que me gustaría ser en una novela, es Melquiades el de CIEN AÑOS DE SOLEDAD… en algún rincón perdido de Macondo pasaría tiempo en laboratorio oculto en el que podría experimentar ciencia, magia y escritura. 


Ya lo soy. 


  

#EsdrasCamacho

23/04/2024


lunes, 14 de abril de 2025

Pereza +

 Pereza +

Había estado desde domingo muy temprano creando, pero el proceso de crear, no siempre es a la primera, a veces tienes que deshacer, repensar, iniciar de cero, eso es agotante. De Domingo a viernes estuvo haciendo eso con excesivo esfuerzo. Separar las aguas, volverlas a unir, juntarlas de nuevo, apartar las estaciones, multiplicar las especies, proliferar los frutos,  pero el sábado, dijo “Cómo que ya estuvo bueno… tampoco se trata de hacerles todo en una semana y ¿Después que harán ellos…todo peladito y en la boca? ¡no!”. 

El día sábado le entró una pereza terrible. 

Cómodamente se arremolinó en su sofá y creó la pereza.  

#EsdrasCamacho

miércoles, 26 de marzo de 2025

Mis Influencias

 


José Saramago, Bruno Traven, Herman Hesse, Pedro Almodóvar, Juan Rulfo, Miguel de Cervantes Saavedra, Ernesto Sábato, Las mil y una noches, José Alfredo, Jaime Sabines, Pablo Neruda. Entre otros.

 

La conexión con las historias viene desde la infancia, de intentar explicar otros estilos de vida diferente al nuestro, los otros mundos dentro del mismo, los otros que somos y que viven sus propias vidas.

 

Uno de los episodios que leí en la novela de José Saramago “El evangelio según Jesucristo” me dejó impactado. Hablaba de José el padre de Jesucristo, narra como a medianoche siente la urgencia de ir a orinar, y se va afuera de la cabaña donde pernocta, la descripción que hace del cielo y sus estrellas, de la sensación de conexión que tiene el personaje al contemplar la belleza, es soberbia, es simple y extraordinaria, allí fue que dije Saramago tiene “Tumbao”.

 

Saramago tiene un libro que no recuerdo que se llama las pequeñas memorias, donde habla de su respeto por sus abuelos, en especial por el abuelo materno, narra los aprendizajes que tiene de él, un hombre sabio de campo, con costumbres ritualistas y con profundo sentido común.

 

Bruno Traven también me gusta, el libro “Macario” es una novela corta o cuento largo, un texto redondo, enorme, una maestría para narrar la vida rural, los sentimientos y perspectivas de la gente que existe en un entorno de pobreza, es capaz de mostrar los contrastes y las paradojas de los personajes al interpretar, actuar y reflexionar su día a día.

 

Bruno Traven debió amar mucho México, me lo imagino mimetizado en sus andares por los senderos que recorrió. Me falta leer más de él, sé que tiene otros tantos, pero “Canasta de Cuentos Mexicanos, El tesoro de la Sierrra Madre y Macario” Están a la altura de cualquier nobel de literatura.

 

Herman Hesse en sus novelas tiene esa habilidad para llevarnos a ese laberinto de pensamientos introspectivos de sus personajes, desde nuestro papel como lector vemos que el protagonista está pensando como hacer para dejar de fracasar, pero ese pensar es su rompimiento, es la oruga que está en metamorfosis.

 

Al estar leyendo todo de todo a todas horas, escuchando viendo, pensando, imaginando todo de todo a todas horas, uno se está construyendo, estamos hechos de eso de palabras, cada palabra leída, escrita, inventada es un ladrillo en el edificio que somos, nuestra personalidad.

 

Mis influencias son esas, son mis alas y mis grilletes, son mi ancla y mi remo, mi descanso y trabajo.

 

Les tengo amor a mis influencias; soy la sombra de cada uno de ellos y estoy a través de mi, viviendo la vida que no pudieron vivir, cada uno de ellos. Soy José Alfredo y José Saramago, Soy García Márquez y Vargas Llosa, Borges, Rulfo, Castellanos, el valiente y el cobarde, el cura y el pecador, Dios y Lucifer.

 

Me acuerdo ahora de un texto de Leon Felipe que expresa: “Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan sólo lo que he visto. Y he visto: que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre...ha inventado todos los cuentos.

martes, 25 de marzo de 2025

El soundtrack de tu vida

 

Intento hacer el soundtrack de mi vida… ¿Mi canción favorita?

Me traslado a mis pequeños años del preescolar cuando en casa sonaba en aquellos discos de vinil, una y otra vez “El Mil amores, tu enamorado o dos arbolitos” con Pedro Infante.

 

A los once años con Carlos cada tarde cantar “Maracas de Alberto Vázquez y Joan Sebastian”.

 

“Ritmo de la noche” y “It’s my life de” the sacados” y “Dr.Alban” en la Secundaria.

 

En la prepa “Whats Up”, “Me estoy enamorando”, “Pideme la Luna” en la prepa.

 

En la universidad comenzó el verdadero eclecticismo, la melcocha, el chilmol.

 

La competencia de intérpretes siempre ha estado reñida. Sonaban en todas partes, Fey, Lynda, Vilma Palma, Molotov.

 

Artemisa me dedicó “Loca” de Alejandra Guzmán y en la UNO bailamos Believe de Cher.  En una feria del libro en Tuxtla escuché al Personal, “No me hallo”, enfrente del cine Gemelos Joaquín Sabina y su Bouleverd de los Sueños Rotos. Escuché a José Luis Perales y Mónica Naranjo, gracias a Ramiro. Portilla me invitó a escuchar a The Doors y Pink Floyd, Esteban me presentó a Jaguares y Caifanes, Emmanuel a Lucybell, Fabian a Café Tacuba y Brindis, Héctor Cortés a Luis Eduardo Auté, Virgilio a Jaime López, María Auxilio Real de Catorce, Marisela a Francisco Céspedes, Vladimir a Javier Batiz y Tex Tex .

 

Nos estacionamos en cierta época de nuestras vidas para algunos pueden ser, cuando jugaban en el recreo del preescolar, las tareas en equipo, los encuentros deportivos, las escapadas de la escuela brincando la barda, las tardes de platica en la esquina del barrio, las reuniones planeadas, los bailes, las serenatas, las tardes de domingo en soledad, el primer amor, etcétera.

 

Horas y horas de música, años y años de educación sentimental. Voy y vengo, regreso y me vuelvo a ir, asomando a distintos ritmos que han estado como música de fondo me han acompañado en mis alegrías y tristezas.

 

Es difícil explicar con cual me quedo.

 

¿Cuál es tu canción preferida? Le preguntaron a mi hijo. ¿Sin dudarlo respondió “No soy el hombre de tu vida? —Porqué. Preguntaron.

—Es una declaración resignada y soberbia de una verdad, no podemos ir de sentimientos ocultados , si no se es, hay que decirlo, aunque duela para ambos.

 

“No soy el hombre de tu vida”.

Artista: Real de Catorce

Álbum: 9 (Nueve)

Año: 2000

Género: Blues rock

País: México

 

#EsdrasCamacho

25/03/2025




lunes, 17 de marzo de 2025

María Sabina

María Sabina



Estoy terminando de leer “La vida de María Sabina” La sabia de los hongos, de Álvaro Estrada, me lo dieron en calidad de préstamo en el Educal Tapachula, a través de un programa denominado “Sala de Lectura y préstamo”. ¡Buenísimo!.

 

Es un relato de primera mano de su autor que alojó en su departamento en Iztapalapa en la ciudad de México a la Chamana, cuando fue señalada y acusada de propiciar el vicio y corromper a los jóvenes hippiosos que enloquecían temporalmente con cigarros que presuntamente ella les vendía. Sabedor de la injusticia y la calumnia para con la sacerdotisa, le ofreció refugio en su domicilio, a partir de ese hecho la entrevista y construye su biografía, todo esto de Septiembre de 1975 a Agosto de 1976.

 

Cuenta María sabina que habían quedado huérfanas a cargo de unos tíos allí en Huantla de Jiménez, sus tíos las alimentaban, pero racionaban de tal manera que a veces solo probaban bocado una sola vez a lo largo de todo el día. Relata que estuvo presente a los siete u ocho años en una Velada de sanación que hicieron para un tío suyo, no probó los hongos, pero supo de su poder.

 

Y al estar cuidando las chivas o las vacas de sus tíos y patrones, junto con su hermana, por hambre decidió probar esos honguitos que crecían entre el abono, donde se mezclaban los desechos de los animales, y las hierbas secas y tuvo sus primeros viajes astrales, en las que comprendió su poder. Cuenta que al estar casada no los puso en práctica porque para consumirlos hay que tener abstinencia sexual, de lo contrario se contamina lo sagrado de los hongos.

 

En su relato informa que el uso de los hongos son fines medicinales, y que quien no se acerca de esa manera está mal utilizando la sabiduría. En algún momento se lamenta de haberlo dado a conocer y también dice que se terminó la esencia de ese conocimiento, que se esfumó y se quedó en las nubes de la sierra Mazateca, para nunca más volver, a menos que haya un sabio o sabia que sepa interpretarlo de nuevo, pero que no hay manera de enseñar la sabiduría, se nace o no se nace con ese don.

 

Da a conocer de la visita que le hizo un etnomicologo llamado Robert Gordon, de allí en adelante se difundió su trabajo como sabia y mujer medicina y comenzaron a llegar en tropeles, curiosos, enfermos o no, a querer conocer los efectos alucinógenos de los hongos. Posterior a ello se degradó el ritual, algunos de sus vecinos imitaron su trabajo, pero no lo hicieron con el debido respeto a las plantas, lo que provocaba delirio u otros males en quienes lo consumían.

 

Informa que los curas de la iglesia del lugar sabían de María Sabina, pero no la consideraron nunca un peligro, todo lo contrario, ella asistía los primeros viernes de cada mes a las celebraciones católicas y se involucraba en las tareas comunales de la iglesia católica.

 

Alvaro Estrada dice que pensó en ponerle el título “Confesiones de María Sabina”, pero que Octavio Paz y el editor consideraron que no era buen título, que no merecía la chamana un libro que fuese a caer en el estante de los libros humorísticos y/o morbosos.

 

El autor también entrevista a otro sabio, compañero de María Sabina, Apolonio Terán, quien había logrado gran prestigio en la región

—¿Podrías decirme parte de tu lenguaje?

—No, el lenguaje viene solamente si el hongo está dentro del cuerpo. Un sabio no aprende de memoria lo que debe decir en sus ceremonias. El Sagrado Hongo es quien habla, el sabio simplemente da la voz.

 

El lector comprenderá que, al divulgarse los rituales de María Sabina, se vulgarizó su conocimiento, y gente malintencionada abusó de las bondades de la chamana, tendrá empatía por lo que se pierde, la nobleza de la cultura indígena, los misterios del conocimiento que llevaremos sin explorar.

 

Páginas: 208

Autor: Álvaro Estrada

Editorial S. XXI

 

#EsdrasCamacho


domingo, 9 de marzo de 2025

«Perdónenme todos, no acepto”

 

«Perdónenme todos, no acepto”

[Odiseas Posmodernas]

 


Conversé con Vladimir, era una platica pendiente, de esas conversaciones que se extienden ramificándose por gustos comunes. Historia, Rock y literatura.

 

Me contactó días previos, yo pospuse por motivos de salud, y en el día señalado asistí a la videoconferencia con el Doctor en Historia, profesor de Artes en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas Vlátido. La charla inició sin un esquema preconcebido, no hubo una estructura, eso me pareció fantástico, porque uno puede divagar y encontrar el hilo, divagar otra vez, encontrarlo otra vez, huyo de los formalismos, eso solo está bien en los ambientes protocolarios, y una conversación entre artistas no lo debe ser.

 

Yo tengo en claro lo que no quiero y lo que quiero está en el terreno de lo imposible, lo etéreo, lo inaprensible.  En mi alocución le digo que uno debe poner pausa a ciertas actividades que nos conducen hacia donde no nos acarrea felicidad, debemos ser selectivos, así como preferimos comer saludable ante las demás ofertas, eso acarreará un estilo de vida que funcione para uno mismo.  

 

Le digo que para que uno crea debe haber una fé poética, es decir debo de otorgar credulidad a la narrativa de la historia por muy científica que parezca y todos deberíamos pasarlo por el  filtro de la duda. El asiente, lo observo complacido, sereno, está en su elemento.

 

Vlatido y yo hicimos la carrera de ciencias de la comunicación juntos, él me cayó bien por su actitud filosófica y empatía, yo tuve grandes aprendizajes no solamente de la disciplina que cursamos, si no de la grandeza de persona que es, un hombre sensible, visionario, sencillo, alegre, disruptivo. Y eso sigue siendo me aferro a pensar.

 

Me recuerda un librito que compartimos “La hueva productiva”, seguramente nos proporcionó además de entretenimiento recursos para seguir siendo eso que queríamos ser en ese momento y que yo me seguí en ese estilo, saber que todos juegan un rol de seriedad y se creen demasiado importantes, un ser creativo no prospera en esos ambientes, la hueva productiva entonces sería encontrar los canales, para ser irreverente, disruptivo, sin perder de vista la utilidad del ocio, ese placer prohibido.

 

Insisto en no tomarse en serio algunas cosas, más que las elementales casa y familia, por lo demás, hacer lo que los demás exigen, darles a todos mi mano de obra, pero no mi espíritu. Ver desde una franja que todos actúan creyéndose las máscaras que portan, yo solo me la pongo cuando estoy con ellos.

 

De mi faceta como fotógrafo y escritor, le digo, hago el registro de mi asombro, me comporto como un “Mexican Curious”.  Hablamos de los «alter ego» que nos permite ser personajes, reconocernos, demostrarlo. Me pregunta porqué uso el apellido Jagger, yo le digo en homenaje al interprete de los Rollings Stones.

 

La grabación de la charla se hizo mediante Skype, él en Tuxtla, yo en Motozintla ambos en nuestros respectivos domicilios, pero conectados a través del encanto de la tecnología. Fuera de cámara le pregunto si está leyendo otros libros que no sean de su perfil académico. Y me responde  que no, que solo leyendo lo que corresponde a su área profesiográfica. Entre risas le digo, “Te convertiste en lo que algún día juraste destruir”. Reímos.

 

Yo le robo tiempo al tiempo y abrevo de lecturas que no son obligatorias, literatura de ficción que no construye, pero si construye… y si me dijeran lee única y exclusivamente los de este catálogo, les respondería: «Perdónenme todos, no acepto”

 

09/03/2025

 

#Esdras Camacho

sábado, 1 de marzo de 2025

Mi hijo se ha rapado

 Mi hijo se ha rapado, se observa en el espejo, sin cansancio, descubriendo ese rostro serio, el de la imagen no es él. 

Es y no es.

Se imagina ser promesa del box, se imagina ser el pirata, un belicón. Busca llamar la atención únicamente, su apariencia es un redondel. Le doy cuerda pero también le digo, "Prueba a reírte, el paraíso está en una sonrisa."

Se convence y me guiña un ojo, es la vida, una broma infinita.

lunes, 24 de febrero de 2025

De eso se trata la vida


Admiro a quienes poseen elocuencia y retórica, como los profetas bíblicos, especialmente Moisés, cuya narración sobre una planta de luz me fascina. 

El que se hable con animales, plantas u objetos es considerado demente, y sin embargo a veces lo hacemos, por ejemplo, decimos cuando la el auto no enciende “Como ya sabes que viene mi aguinaldo se te ocurre enfermarte” o al gato que llega como si nada después de una ausencia prolongada “Sin Vergüenza donde andabas y uno acá con el pendiente de ti” o a la planta que ya está creciendo “Que hermosa eres, que bonita te estás poniendo, voy a sacarte a la luz del sol, para que te haga bien”. Bueno… si ustedes no lo han hecho, están en un extremo de la conducta, en una meramente objetiva y racional. 

Los escritores inventan con la gramática o sin ella nuevas palabras, al igual que los creadores si gustan pueden decir que el aire está polvoso, que el cielo amaneció naranjoso, que el pensamiento cabalga trepidante por sinuosos caminos. Transforman y desencadenan en cascadas emociones distintas a las ya definidas. 

A mí me encanta la literatura, lo que provoca y desencadena, los lugares a los que arribo sin salir de casa, el engolosinamiento perpetuo, el viaje introspectivo. De eso se trata la vida, de olvidar a donde vamos, y de pasear mientras llegamos. 

La normalización de la era Android