«Perdónenme todos, no acepto”
[Odiseas Posmodernas]
Conversé con Vladimir, era una platica pendiente, de esas
conversaciones que se extienden ramificándose por gustos comunes. Historia,
Rock y literatura.
Me contactó días previos, yo pospuse por motivos de salud, y
en el día señalado asistí a la videoconferencia con el Doctor en Historia,
profesor de Artes en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas Vlátido. La
charla inició sin un esquema preconcebido, no hubo una estructura, eso me
pareció fantástico, porque uno puede divagar y encontrar el hilo, divagar otra
vez, encontrarlo otra vez, huyo de los formalismos, eso solo está bien en los ambientes
protocolarios, y una conversación entre artistas no lo debe ser.
Yo tengo en claro lo que no quiero y lo que quiero está en
el terreno de lo imposible, lo etéreo, lo inaprensible. En mi alocución le digo que uno debe poner
pausa a ciertas actividades que nos conducen hacia donde no nos acarrea
felicidad, debemos ser selectivos, así como preferimos comer saludable ante las
demás ofertas, eso acarreará un estilo de vida que funcione para uno mismo.
Le digo que para que uno crea debe haber una fé poética, es
decir debo de otorgar credulidad a la narrativa de la historia por muy
científica que parezca y todos deberíamos pasarlo por el filtro de la duda. El asiente, lo observo
complacido, sereno, está en su elemento.
Vlatido y yo hicimos la carrera de ciencias de la
comunicación juntos, él me cayó bien por su actitud filosófica y empatía, yo
tuve grandes aprendizajes no solamente de la disciplina que cursamos, si no de
la grandeza de persona que es, un hombre sensible, visionario, sencillo,
alegre, disruptivo. Y eso sigue siendo me aferro a pensar.
Me recuerda un librito que compartimos “La hueva productiva”,
seguramente nos proporcionó además de entretenimiento recursos para seguir siendo
eso que queríamos ser en ese momento y que yo me seguí en ese estilo, saber que
todos juegan un rol de seriedad y se creen demasiado importantes, un ser
creativo no prospera en esos ambientes, la hueva productiva entonces sería
encontrar los canales, para ser irreverente, disruptivo, sin perder de vista la
utilidad del ocio, ese placer prohibido.
Insisto en no tomarse en serio algunas cosas, más que las
elementales casa y familia, por lo demás, hacer lo que los demás exigen, darles
a todos mi mano de obra, pero no mi espíritu. Ver desde una franja que todos actúan
creyéndose las máscaras que portan, yo solo me la pongo cuando estoy con ellos.
De mi faceta como fotógrafo y escritor, le digo, hago el
registro de mi asombro, me comporto como un “Mexican Curious”. Hablamos de los «alter ego» que nos permite
ser personajes, reconocernos, demostrarlo. Me pregunta porqué uso el apellido
Jagger, yo le digo en homenaje al interprete de los Rollings Stones.
La grabación de la charla se hizo mediante Skype, él en
Tuxtla, yo en Motozintla ambos en nuestros respectivos domicilios, pero conectados
a través del encanto de la tecnología. Fuera de cámara le pregunto si está
leyendo otros libros que no sean de su perfil académico. Y me responde que no, que solo leyendo lo que corresponde a
su área profesiográfica. Entre risas le digo, “Te convertiste en lo que algún
día juraste destruir”. Reímos.
Yo le robo tiempo al tiempo y abrevo de lecturas que no son
obligatorias, literatura de ficción que no construye, pero si construye… y si
me dijeran lee única y exclusivamente los de este catálogo, les respondería: «Perdónenme
todos, no acepto”
09/03/2025
#Esdras Camacho
No hay comentarios:
Publicar un comentario