viernes, 20 de octubre de 2023

Luisa siempre fue así

 Luisa siempre fue así.

Cuento.- 



Luisa siempre fue así. Sorprendente. 


4 días de la semana llevaba uniforme de su empleo a la escuela, varias veces la vi en la parada del autobús a la hora en que yo también esperaba.


Un día iba yo en bicicleta, dijo ¿Podrías llevarme a mi trabajo? Como la bicicleta no tenía parrilla, ni clavijas de soporte, le dije si no le sería incómodo ir montada en el cuadro. 


Eso fue la primera vez, de ahí en adelante siempre fue así.  


Me cautivaba su rareza, el exotismo siempre ha sido mi principal estimulante. 


Un día que terminábamos de contarnos nuestros orígenes, yo de Motozintla, ella de Tecpatán. Me dijo “Daría todo por ser como Salma Hayek”. Yo estaba tan a gusto siendo fotógrafo del “Eureka diario Popular”, y para seguirle el juego le dije, “me cambiaría por ser  el vocalista de Tex Tex”.  

  

Luego del cuarto año de vivir juntos empezó a sentir el hartazgo de la rutina. Así que propuso jugar a inventarnos ser otros, día a día. 


Yo tenía que seguirle el juego, y sobre todo actuar con decisión según la trama que inventase. 

- “No te va a gustar, pero tengo que decirte que hace 6 años fui Teibolera en Coatzacoalcos” 

Sus palabras me tomaron por sorpresa, sobre todo porque hace 6 ella tendría 17 años, y según me había contado en la historia de su vida, coincidía con la temporada que había hecho la prepa en ese lugar. 


- ¿Tú teibolera?... ¿Con qué?

Dije pretendiendo desarmar su Narrativa. 

- No creerás la magia que ocurre usando lo necesario, en lugares apropiados. 

- A ver ¿Cuéntame más?

A un principio quería estar aterrizado, sabedor de que dijera lo que dijera era como un performance artístico, hecho para consumo personal. 


- En el año que no estudié, viajaba a Coatzacoalcos, en busca de una oportunidad laboral para sostenerme, en lo que venía después. De Tecpatán a Coatza, son tres horas, en el asiento de a un lado, venía un joven oyendo su discman y cuando se le acabó la batería, volteó a verme, y, me sacó platica, me contó que era animador del “El caballo Blanco” un centro nocturno,  que volvía de sus vacaciones, en Tuxtla, y así, yo le dije que con tal de tener trabajo aceptaría cualquier cosa. Así comenzó. 

Siguió su relato. 

- Ya después, me pidió mi número de teléfono, yo le di el de mi tía, al que me empezó a marcar, siempre a las 7 que era la hora de entrada a su trabajo. Me acomodaba bajo la escalera de caracol de la casa, y ahí cerca de 15 a 20 minutos hablábamos, ya sabes de todo y nada. Entonces le dije y ¿Cuánto ganaría yo por trabajar ahí? Y, me dice ¿Te gustaría trabajar acá?, “con tal de estar cerca de ti”, le dije, porque ya ves que llevábamos hablando más de dos o tres semanas, porque yo por más que buscaba trabajo no encontraba por ningún lado. 


Al escucharla, empecé a sentir la ansiedad, en mis brazos, que es el lugar donde aparecen la ira o el temor. 

- Ajá y después

- Pues que comencé a ir, poco a poco, primero a beber una o dos cervezas, y ya, pero cuando vi un show completo, me encantaron las luces, los cuadritos relumbraban en el piso, y el ambiente se ponía diferente… como… como de otro planeta o algo así. 

- ¿De otro planeta dices?

Quería parar, la historia, porque vi en su rostro que su relato era real, y no quería repetir la experiencia de la última vez, que enloquecido, exploté violentamente. 

- Si, como de otro planeta, porque con tal de levantar el ambiente, es decir provocar a los hombres, una tiene que supermaquillarse, usar lentejuelas, pestañas postizas, peluca y una crema con brillo que hace que, en la pista ante los otros, seas por un espacio de lo que dura dos canciones, un caramelo, un bombón, una barbie.  Por eso tienes… bueno tú no, pero todas las chicas, usar unas zapatillas tamaño ufff, así de mis dos manos juntas, paradas y estiradas, y además bailar, bailar sexy.  

- ¿Te sigo contando?

- Ok. 

- Bueno, y lo que más me gustaba era como me anunciaban, decía la voz de Mario. Con la música de Molotov, esa que dice “Me gusta chi-chi, me gusta cha-chá Yo quiero que me des, que me des papaya. Y ahora, Directamente de Chiapas, antes la subcomandanta Ramona, llega a pararles a todos el corazón en esta noche, Jade, ¿Verdad que todos quieren que Jade les haga un privado?”  Y, así aparecía yo en el escenario en acción, meneando todo mi pelo, y todo mi cuerpo. Eso en la primera canción, ya luego en la segunda, aparentaba que no estaba cansada, y subiendo y bajando el tubo, iba desprendiendo de mis shorshitos que eran como de boy scout, porque así me lo recomendaron que saliera yo aparentando ser una indiana Jones de Chiapas, pero en mujer… en la segunda canción ya bailaba yo más suave, pero lo que si me molestaba es que mientras yo bailaba en el tubo, unos estuvieran viendo el futbol en las pantallas laterales, por eso, le pedía a Mario, que por cierto ahora trabaja en radiocentro  con el show de 12 a 2, y que ya ves que siempre le llamo cuando estoy con oportunidad para pedirle me  ponga esa canción, bueno pues yo le decía, “ay Mario por fa, pon en las pantallas luces, y apágales el futbol, me choca que nadie me mire”, porque bueno, yo creo que es arte eso, eso de estar arriba moviéndose  con las nalgas y pezones al aire, y  ya sabes con el cansancio de las zapatillotas, y que tengas que aparentar lujuria, y encima no te pongan atención. … y además me choca el futbol, tu lo sabes. Bueno, lo bueno de todo eran los servicios privados, en los que en una caseta, así como las del teléfono, pero más oscurito, me daban hasta 1500 pesos por que les bailara tres canciones suavemente. Lo que sí nunca dí el aquellito, eso te lo apartaba a ti. Bueno eso digo yo, porque en ocasiones los privados se trataba, no de bailar, sino de tomar chelas con el cliente, y varias veces, terminaba yo bien fumigada. 

Todo coincidía, Mario era un showman que transmitía en una radio con el estilo de animador de 12 a 2, ella cada jueves que era su día de estar en casa, le marcaba para pedirle esa canción de rastamandita, cuando se la dedicaba en vez de decirle Luisa, le decía “con gracias totales a la comandanta Jade, allá en San Juan Sabinito”. Nosotros vivimos en esa colonia. El caballo Blanco tenía fama de ser el mejor table dance de Veracruz, de Tecpatán a Coatzacoalcos lleva tres horas de viaje, y es cierto a ella no le gusta el futból.  


Estaba confundido y encabronado. 


Ya fuera de control y con un cambio de voz que no reconocía, le expresé: 

- Así que Jade, eh. 

- Si, pero ahora solo para ti. 


Quise dominarme, pero ella se mantuvo en su papel, mira, -Dijo sacando una foto de en medio de un folder transparente- Acá tengo una foto de Mario y Mía de aquellos tiempos. 


Ahí fue, que me le fui encima y la derribé. Cayó en el colchón y subiendo ambas piernas detuvo los impulsos, y con dulce voz preguntó: 

- ¿Te enojaste?... 

Yo ocultando la mirada, dudaba si le soltaba un chingadazo, o seguía soportando el dolor del corazón. 

- Basta pinche Luisa, no mames, eso no es falso, todo coincide, contigo. No me digas que son babosadas tuyas. 

- Mi vida, si son babosadas, pero son nada más para encender la pasión, entre los dos. 


Negándome a verla, le dije con la cabeza oculta entre su almohada.  

- Prefiero que me dejes, que sufrir, cada vez que se te antoja, según para levantar la pasión.  


Entonces a manera de disculpa, me enseñó la foto, y no era ella, sino Salma Hayek, con un animador de feria, en el carnaval. 


Luisa, rio satisfecha, y luego dijo. – No como crees, dejarte no, si nadie podría amarte locamente como yo. 


Esto me parece un caos, pero tengo que seguir así…para salvar la compañía. 


#EsdrasCamacho