Ustedes aún son pequeños, los veo ir y venir y mi entusiasmo
crece, pero también me adelanto a pensar en el mañana, en las fechas venideras
y lo que conlleva, alguno sino ustedes ha de sembrar la incertidumbre, ustedes
tarde o temprano serán llevados a ese momento en que ninguna respuesta da
contundencia tangible, en donde lo abstracto cobra importancia, algo que está
más allá de símbolos y representaciones matemáticas, teoremas filosóficos o
científicos, ¿Para que sirve vivir?.
La vida tiene solamente un fin y un destino: disfrutar.
La sociedad de hoy ha avanzada en todos los sentidos,
hoy es cotidiano lo que apenas 20 años
era inconcebible, sin embargo a pesar de todo lo negativo, positivo difuso que
tenga la modernidad, no olvides el fenómeno físico del alumbramiento matutino y
el resplandor de los astros al anochecer.
¿Qué más explicación merece la belleza?. Solo disfruta, solo
aspira, solo enfoquen se concéntrense nada está por encima, nada está antes de
todo que aspirar, respirar, iluminar tus ojos con las maravillas que hay
dentro, fuera, abajo, arriba de la tierra y que es nuestra casa. Ningún regalo
será igualado al placer de disfrutar de eso.
Tenemos que ser agradecidos y recordar que solo somos un
complemento. Naturaleza – humanos.
Universo – almas.
No perdamos tiempo en
los recovecos de las frases pseudomotivantes, que más motivación que la
belleza.
Al vivir ayudemos a alguien a desarrollarse, pues la
simbiosis de nuestro paso en el mundo es vivir mientras viven todos los demás
elementos que componen la vida.
Alégrense, hay todavía mil razones para agradecer la vida,
la mayoría de estas están opacadas por el brillo de lo superfluo, por el
encanto de la tecnología que hace sentir que lo primordial es estar conectado a
un dispositivo electrónico, pero … lo elemental somos nosotros, lo esencial no
necesita artificialidad, vivan ahora conscientes de la magia viva
que son sus ojos y la dicha enorme de aquilatar cada experiencia que contribuya
en su crecimiento.
Sean responsables de lo que hacen y agradezcan primero.
Les entrego todo mi amor, por cada día de mi existencia.
Papá.