martes, 17 de agosto de 2021

La máquina de Escribir

 

Un día en la Academia Práctica Comercial.

 

Esdras Camacho/ relato

 

La máquina de escribir ha sido uno de los mejores inventos de la sociedad civilizada, antes de su aparición, antes cercano a la imprenta estuvo el typografo  y es considerado como uno de los saltos importantes en la universalidad del conocimiento.

 


Yo nací en el siglo XX, y afortunadamente utilicé este instrumento.

 

La descubrí gracias a mi madre que celosamente cuidaba un ejemplar de una maquina de escribir, su aspecto era de oficina moderna, ligera, con un rodillo ergonómico, usaba una cinta de dos colores, rojo y negro, la cinta debía de cuidarse pues de eso dependía la fidelidad de la tinta en la hoja de papel.

 

Para que no destrozásemos con nuestra curiosidad torpe al querer usar su máquina decidió inscribirnos en la gran “Academia Práctica Comercial” de Motozintla, de la profesora Esperanza Calleja.

 

Las lecciones básicas eran estrictas, no alzar los codos al hacer movimiento, no usar corrector y no ver el teclado, para lo cual había una tela gruesa que se amarraba a la mitad de las viejas máquinas, a fin de que los dedos estuviesen en la oscuridad bajo la tela.

 

Asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh …. (60 veces) primer lección

Qwerty poiuy qwert poiuy qwert poiuy … (segunda lección)

 

Los cuatro dedos de ambas manos para cada una de las teclas de afuera hacia adentro, el índice repetía dos teclas, el pulgar de la derecha para la barra espaciadora.

 


La maestra de edad indefinida, pero adulta mayor, entraba a la sala con elegancia y luego luego a supervisar con ojo avizor cualquier falta, mientras recorría los dos pasillos donde cabían sobre unas pequeñas mesas al centro   12 o 13 estudiantes incómodamente sentados con los pies recogidos y la espalda rígida, que era la cantidad de máquinas útiles.

 

-           ¡Ey, tú, esa bola de papel a tus pies!, ¡El borrador se inventó para la escritura a mano, no para comérselo, voy a decir a quien viene por ti que no te den de cenar, ya que te llenaste con tu borrador!, ¡Un favor, utilicen zapatillas señoritas, una buena apariencia es necesaria, pero no vengan chancludas!, ¡La espalda derecha, somos secretarios no changos!, ¡Menos ruido, nada de aporrear teclas, es suave y delicado los golpes sobre las teclas!, ¡Chiquis, ese chicle… otravez!.

 

Y así…  día con día.

 

Hay que decir que del total de las máquinas de escribir las número 5, 7 y 12 le faltaban teclas, por lo que la profesora omitía el castigo al ver que la plana no incluía la z, la letra o y el número ocho.

 

Los valores aprendidos además de la excelencia, era la constancia, la persistencia y la paciencia, pues, si la lección tenía más de tres errores ortográficos debía de hacerse dos veces la plana mecanografiada.

 

Yo iba en la tarde, porque en la mañana iba a sexto grado de primaria, aunque también había un turno matutino, la modalidad era Mixto, es decir para hombres y mujeres.

 

A esa escuela acudían adolescentes que buscaban graduarse con la carrera técnica de Secretario Taquimecanógrafo, Ejecutivo, Auxiliar Contable y Contador.

 

Las clases para mi iniciaban a las tres de la tarde, y concluían a las 6. Pasaba de mecanografía, a taquigrafía, de ahí a Aritmética avanzada, Calculo Mercantil y Nociones de derecho. A la segunda clase había un receso de 15 minutos, en ese lapso se iba de compras a las tienditas de la esquina, al parque central y en mi caso, de volada a las maquinitas de videojuegos o de plano a callejear para no volver hasta el día siguiente.

 

Cuando la profesora descubrió mi plan, me guardaba la mochila para que no pudiera ausentarme o también pedía que mi bicicleta, que era el medio de transporte que acostumbraba en la época, la dejara cerca de la dirección y así percatarse en caso de cualquier plan de fuga.

 

-           “Esdras, su padre paga 56 pesos al mes de manera puntual,  y no voy a permitir que usted derroche esa inversión, usted mientras yo esté acá se gradué o no se gradué, algo aprenderá”.

 


Con trece años de edad, mi ambición más inmediata era descubrir que había para con los que tenían la tarde libre y deambulaban felices explorando el mundo, aunque efectivamente, luego de los 30 meses, obtuve el título de Secretario Ejecutivo, la entrega de documentos fue en el auditorio, asistieron la familia de los graduados y en la música estuvieron tocando “Los Tropicales” que era el grupo local de música, de moda en ese año, en 1992.

 

En la universidad fue cuando más usé la máquina de escribir, pues la carrera que estudiaba lo demandaba, agradecí la habilidad para tundir teclas, y es la hora en que cuando estoy frente a alguien que aporrea teclas, me limito las ganas de decirle: “Deme permiso que ocupe su lugar para que yo termine y haga bien su trabajo.

 

Obvio soy experto en ASDFG ÑLKJH, ASDFG ÑLKJH.