Un día en la Academia Práctica Comercial.
Esdras Camacho/ relato
La máquina de escribir ha sido uno de los mejores inventos
de la sociedad civilizada, antes de su aparición, antes cercano a la imprenta
estuvo el typografo y es considerado
como uno de los saltos importantes en la universalidad del conocimiento.
Yo nací en el siglo XX, y afortunadamente utilicé este
instrumento.
La descubrí gracias a mi madre que celosamente cuidaba un
ejemplar de una maquina de escribir, su aspecto era de oficina moderna, ligera,
con un rodillo ergonómico, usaba una cinta de dos colores, rojo y negro, la
cinta debía de cuidarse pues de eso dependía la fidelidad de la tinta en la hoja
de papel.
Para que no destrozásemos con nuestra curiosidad torpe al
querer usar su máquina decidió inscribirnos en la gran “Academia Práctica
Comercial” de Motozintla, de la profesora Esperanza Calleja.
Las lecciones básicas eran estrictas, no alzar los codos al
hacer movimiento, no usar corrector y no ver el teclado, para lo cual había una
tela gruesa que se amarraba a la mitad de las viejas máquinas, a fin de que los
dedos estuviesen en la oscuridad bajo la tela.
Asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh …. (60 veces) primer
lección
Qwerty poiuy qwert poiuy qwert poiuy … (segunda lección)
Los cuatro dedos de ambas manos para cada una de las teclas
de afuera hacia adentro, el índice repetía dos teclas, el pulgar de la derecha
para la barra espaciadora.
La maestra de edad indefinida, pero adulta mayor, entraba a
la sala con elegancia y luego luego a supervisar con ojo avizor cualquier falta,
mientras recorría los dos pasillos donde cabían sobre unas pequeñas mesas al
centro 12 o 13 estudiantes incómodamente sentados con
los pies recogidos y la espalda rígida, que era la cantidad de máquinas útiles.
-
¡Ey, tú, esa bola de papel a tus pies!, ¡El borrador
se inventó para la escritura a mano, no para comérselo, voy a decir a quien
viene por ti que no te den de cenar, ya que te llenaste con tu borrador!, ¡Un
favor, utilicen zapatillas señoritas, una buena apariencia es necesaria, pero
no vengan chancludas!, ¡La espalda derecha, somos secretarios no changos!,
¡Menos ruido, nada de aporrear teclas, es suave y delicado los golpes sobre las
teclas!, ¡Chiquis, ese chicle… otravez!.
Y así… día con día.
Hay que decir que del total de las máquinas de escribir las
número 5, 7 y 12 le faltaban teclas, por lo que la profesora omitía el castigo
al ver que la plana no incluía la z, la letra o y el número ocho.
Los valores aprendidos además de la excelencia, era la
constancia, la persistencia y la paciencia, pues, si la lección tenía más de
tres errores ortográficos debía de hacerse dos veces la plana mecanografiada.
Yo iba en la tarde, porque en la mañana iba a sexto grado de
primaria, aunque también había un turno matutino, la modalidad era Mixto, es
decir para hombres y mujeres.
A esa escuela acudían adolescentes que buscaban graduarse
con la carrera técnica de Secretario Taquimecanógrafo, Ejecutivo, Auxiliar
Contable y Contador.
Las clases para mi iniciaban a las tres de la tarde, y
concluían a las 6. Pasaba de mecanografía, a taquigrafía, de ahí a Aritmética
avanzada, Calculo Mercantil y Nociones de derecho. A la segunda clase había un
receso de 15 minutos, en ese lapso se iba de compras a las tienditas de la
esquina, al parque central y en mi caso, de volada a las maquinitas de
videojuegos o de plano a callejear para no volver hasta el día siguiente.
Cuando la profesora descubrió mi plan, me guardaba la
mochila para que no pudiera ausentarme o también pedía que mi bicicleta, que
era el medio de transporte que acostumbraba en la época, la dejara cerca de la
dirección y así percatarse en caso de cualquier plan de fuga.
-
“Esdras, su padre paga 56 pesos al mes de manera
puntual, y no voy a permitir que usted
derroche esa inversión, usted mientras yo esté acá se gradué o no se gradué,
algo aprenderá”.
Con trece años de edad, mi ambición más inmediata era
descubrir que había para con los que tenían la tarde libre y deambulaban
felices explorando el mundo, aunque efectivamente, luego de los 30 meses,
obtuve el título de Secretario Ejecutivo, la entrega de documentos fue en el
auditorio, asistieron la familia de los graduados y en la música estuvieron
tocando “Los Tropicales” que era el grupo local de música, de moda en ese año,
en 1992.
En la universidad fue cuando más usé la máquina de escribir,
pues la carrera que estudiaba lo demandaba, agradecí la habilidad para tundir
teclas, y es la hora en que cuando estoy frente a alguien que aporrea teclas,
me limito las ganas de decirle: “Deme permiso que ocupe su lugar para que yo
termine y haga bien su trabajo.
Obvio soy experto en ASDFG ÑLKJH, ASDFG ÑLKJH.
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