#OdiseasPosmodernas
Opinión/Esdras Camacho
Hacer más, preocuparse menos.
Si tienes un problema que no tiene solución, ¿para qué te
preocupas? Y si tiene solución, ¿para qué te preocupas? (Proverbio chino)
La anterior frase es tan simple como complicada.
Como cuando buscas el
encendedor de la luz mientras estás en la oscuridad, si la habitación es
desconocida es muy probable que se tropiece continuamente con los objetos
habidos, si la habitación es la propia es poco común que desconozcas los
lugares por donde habitualmente caminas.
En los comunes dilemas producto de la propia convivencia los
conflictos parecen rebasar la capacidad de discernimiento, la meta se aleja,
las respuestas escasean y la verdad se oculta, todo porque pretendemos llevar
todas las ventajas posibles.
Las arenas movedizas que imaginariamente pisamos acrecientan
el temor y la incertidumbre, terminamos en una espiral de angustia y
desesperación silenciosa, esto es el efecto de la preocupación.
El consumo de energía (real) de la preocupación podría ser
capaz de iluminar durante cinco segundos una bombilla eléctrica de 30 watss,
con esto queda referido el desgaste o desperdicio que de esa energía que ocurre
cuando estamos nerviosos y preocupados.
Una cosa lleva a otra la inquietud, genera ansiedad, la
ansiedad depresión, la depresión temor, el temor enfermedades físicas asociadas
al ritmo cardíaco.
Siempre hay razones para
preocuparse esa reacción es instintiva y es muy lógica, pero el no saber
canalizar las emociones puede destruirnos.
Un conocido caso de la farándula fue el caso de la actriz mexicana Mariana Levy
que debido al susto de un posible asalto al interior de su camioneta camino en compañía
de sus hijos fallece al preocuparse de más.
Otro caso ocurrió en febrero de 2020 en Tapachula Chiapas,
en la primer semana del mes policías reprimen a campesinos en pleno parque
central de la ciudad, el presidente Oscar Gurría asume la responsabilidad de
los hechos y ofrece disculpa por la mala actuación de los elementos de
seguridad al hacer uso excesivo de su fuerza.
La noticia se viralizó a nivel territorio nacional,
acarreando con ello la defensoría de los derechos humanos y a la vez una
propuesta en la cámara de diputados en la que presuntamente se solicitaría su
renuncia por el caso mencionado. Como resultado de ese nivel de estrés el 20 de
febrero del mismo año fallece de un infarto fulminante a la edad de 67 años.
Estos son solamente dos casos pero existen cifras que supera
la ficción de como las emociones no controladas terminan por llevar a la tumba
a quien las padece.
Por ello, por la salud propia y la felicidad de quienes amas
bájale a tu estrés, hay que evitar el drama pues todo pasa y nuestro papel en
la vida es vivir y dejar vivir, aplicar un estilo de vida flexible en la que no
se tomen tan en serio los problemas que pudieran suscitarse, pues son solo manifestaciones
de una interpretación errónea, pero el error no es una lápida, sino una
oportunidad para replantear otra solución alternativa.
Vivir más y mejor depende en gran medida de la respuesta que
tengamos a los conflictos. Aprender a vivir implica aceptar que no podemos
solucionar todos los problemas del mundo y no
todos son nuestra responsabilidad.
La guerra interna que ocurre cuando pensamos en un problema
sin solución equivale literalmente a veneno, que tarde o temprano hará su efecto. Mejor antes de dar paso a la ira y
todas las emociones que le acompañan, inhalar, exhalar y pensar si este
problema tiene solución, ¿para qué me preocupo?... y si no la tiene pos ¿para qué me preocupo?
Más ocupación, menos preocupación.
#Motozintla Chiapas
26/02/2020
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