miércoles, 26 de febrero de 2020

Menos preocupación


#OdiseasPosmodernas
Opinión/Esdras Camacho

Hacer más, preocuparse menos.

Si tienes un problema que no tiene solución, ¿para qué te preocupas? Y si tiene solución, ¿para qué te preocupas? (Proverbio chino)

La anterior frase es tan simple como complicada.

Como cuando  buscas el encendedor de la luz mientras estás en la oscuridad, si la habitación es desconocida es muy probable que se tropiece continuamente con los objetos habidos, si la habitación es la propia es poco común que desconozcas los lugares por donde habitualmente caminas.

En los comunes dilemas producto de la propia convivencia los conflictos parecen rebasar la capacidad de discernimiento, la meta se aleja, las respuestas escasean y la verdad se oculta, todo porque pretendemos llevar todas las ventajas posibles.

Las arenas movedizas que imaginariamente pisamos acrecientan el temor y la incertidumbre, terminamos en una espiral de angustia y desesperación silenciosa, esto es el efecto de la preocupación.

El consumo de energía (real) de la preocupación podría ser capaz de iluminar durante cinco segundos una bombilla eléctrica de 30 watss, con esto queda referido el desgaste o desperdicio que de esa energía que ocurre cuando estamos nerviosos y preocupados.

Una cosa lleva a otra la inquietud, genera ansiedad, la ansiedad depresión, la depresión temor, el temor enfermedades físicas asociadas al ritmo cardíaco.

Siempre hay razones para  preocuparse esa reacción es instintiva y es muy lógica, pero el no saber canalizar las emociones puede destruirnos.

Un conocido caso de la farándula  fue el caso de la actriz mexicana Mariana Levy que debido al susto de un posible asalto al interior de su camioneta camino en compañía de sus hijos fallece al preocuparse de más.

Otro caso ocurrió en febrero de 2020 en Tapachula Chiapas, en la primer semana del mes policías reprimen a campesinos en pleno parque central de la ciudad, el presidente Oscar Gurría asume la responsabilidad de los hechos y ofrece disculpa por la mala actuación de los elementos de seguridad al hacer uso excesivo de su fuerza.

La noticia se viralizó a nivel territorio nacional, acarreando con ello la defensoría de los derechos humanos y a la vez una propuesta en la cámara de diputados en la que presuntamente se solicitaría su renuncia por el caso mencionado. Como resultado de ese nivel de estrés el 20 de febrero del mismo año fallece de un infarto fulminante a la edad de 67 años.

Estos son solamente dos casos pero existen cifras que supera la ficción de como las emociones no controladas terminan por llevar a la tumba a quien las padece.

Por ello, por la salud propia y la felicidad de quienes amas bájale a tu estrés, hay que evitar el drama pues todo pasa y nuestro papel en la vida es vivir y dejar vivir, aplicar un estilo de vida flexible en la que no se tomen tan en serio los problemas que pudieran suscitarse, pues son solo manifestaciones de una interpretación errónea, pero el error no es una lápida, sino una oportunidad para replantear otra solución alternativa.

Vivir más y mejor depende en gran medida de la respuesta que tengamos a los conflictos. Aprender a vivir implica aceptar que no podemos solucionar todos los problemas del mundo y no  todos son nuestra responsabilidad.

La guerra interna que ocurre cuando pensamos en un problema sin solución equivale literalmente a veneno, que tarde o temprano hará su  efecto. Mejor antes de dar paso a la ira y todas las emociones que le acompañan, inhalar, exhalar y pensar si este problema tiene solución, ¿para qué me preocupo?... y si no la tiene  pos ¿para qué me preocupo?

Más ocupación, menos preocupación.
#Motozintla Chiapas
26/02/2020

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