martes, 10 de septiembre de 2024

Sureñidad recalcitrante

Sureñidad recalcitrante 



La convocatoria la encontré en las redes, “lo que buscas también te está buscando a ti”, eran 4 días de taller de poesía testimonial de 10 de la mañana a 1 de la tarde en la sala de juntas de la Casa de la Cultura. Solicité el permiso necesario para ausentarme de mis obligaciones y concedido me inscribí. 


El poeta Balam, tenía pocos alumnos, ¿si acaso 4, además de mí? ¿Por qué no hay más interés en las posibilidades del arte?, ¿Habrá hecho falta divulgación de la convocatoria? ¿El triunfo de la indiferencia, para con las expresiones del alma?Lo que haya sido, Balam arrancó su charla taller, como si estuviese ante un auditorio repleto. 


Discursó sobre los comienzos de la poesía, anterior a todos los géneros, es la poesía la expresión del pensamiento abstracto. La poesía como necesidad, como complemento y como sorpresa ante lo innombrable. 


Mi experiencia en los talleres en relativamente poca, he asistido a dos o tres, con grandes escritores y promotores del arte. He comprobado que los verdaderos artistas son cercanos a la gente común, son auténticos, visionarios y compartidos. Sobre todo, eso compartidos. 


Briones me saludó como si fuésemos viejos conocidos, y me dije, bien para comenzar, pues gente así necesito cerca. En el intermedio Briones y yo nos fuimos a desayunar ahí enfrene de donde se desarrollaba la charla. Balam se acercó y me preguntó ¿Qué me había parecido el arranque del taller?, se involucró en la charla con la misma enjundia que con la que impartía el taller, habló de Motozintla, donde dijo había nacido su abuela. Entre los asistentes estaba Felipe Izaguirre Maldonado “El yaqui”, un poeta del norte que andaba vacacionando en el soconusco y decidió tomar el taller. 


Balam nos habla de la necesidad de que la poesía no sea indiferente, que no se enfoque solamente en temas pueriles, sino que sea una herramienta que ayude a transformar de manera positiva los actos, la conciencia y el entorno, que cese ya esa costumbre de creer que la intelectualidad es rumiar metáforas, sino llevarlo a la práctica, el amor a través de otras tantas manifestaciones. 


Nos revela sus maestros, Juan Bañuelos, Rosario Castellanos, Oscar Oliva, Roque Dalton, y una nueva camada de poetas que abordan esa llamada poesía testimonial que se compromete a poner la mirada en donde nadie más quiere ponerla, en la agresión, la humillación por parte de las autoridades, la violencia, el duelo, la tragedia. Mikeas Sánchez, Juana peñate, Ruperta Bautista, entre las aludidas.  


Una de esas tardes Balam nos invitó a la presentación de su libro “Marabunta” en el CEDECO, antigua estación ferroviaria. Ahí junto a su editor Amet Rivera Balam discursa nuevamente su sureñidad recalcitrante: “La poesía testimonial, sobre todo la que habla de la frontera sur, no ha tenido la mejor aceptación, hasta que la violencia se ha metido bajo las hamacas de la gente, es que se voltea a ver estos temas”.  


Al concluir el taller nos fuimos a comer todos, allí en el restaurante campestre de Cacahoatán, la lluvia nos arropó sin consuelo, nos retuvo antes, durante y después de la sobremesa. 


Otras fuerzas alimentan mi espíritu, ahora. Paisanos, camaradas, amigos hermanos. ¡Gracias!. 


Los poetas del sur, también podemos ser enjambre. 


Ojalá. 


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