Convencer y no vencer
El principio de la guerra es el rechazo, la indiferencia y la alergia del otro.
Aquella frase de la Expresidente Carlos Salinas de Gortari
pronunciada para desestimar los la protesta de otro sector de políticos por sus manejos de gobierno. La
frase simple y breve adquiere dimensión cuando se vuelve cotidiano dejar de
ver, dejar de escuchar, dejar de atender y dejar de reconocer.
Mi amigo el poeta Martin Mérida nos dice que somos valiosos
no solo por la profesión, no solo por el apellido, ni por la geografía en donde
nacimos, somos valiosos como seres, como habitantes de un mismo espacio, como
existencia real. Somos valiosos por el hecho de estar aquí y coexistir.
En los espacios laborales lo más común es desestimar las
habilidades propias del otro, y esa admiración
malentendida, nos va devorando día a día, hasta empantanarnos en un estilo de
vida desesperante en el que los egos nos
impiden vivir bien.
Nuestra civilización debería en primer término promover la
aceptación de uno mismo como ser único y especial y al mismo tiempo reconocer
en el otro “otra” persona con los mismos atributos, pero con distintos modos de
entender el mundo y vivir su realidad.
Escribo esto en el entendido de que tengo la manos
extendidas y la actitud extendida para con mis compañeros de trabajo, todos
cabemos en el mismo barco y todos necesitamos, saludos fotógrafos, cronistas,
redactores, conductores, camarógrafos, editores, reporteros, comunity managers,
comunicadores, diseñadores, cineastas, políticos… ¡si nos organizamos, ganamos
todos!.
Estos son mis principios y no tengo otros:
Construir, y no destruir
Proponer, y no imponer
Convencer, y no vencer.
Esdras Camacho Jagger
11/03/2019
Motozintla Chiapas.
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