martes, 1 de enero de 2019

Ascenso al Tacaná II - No te detengas


Escuchar a la montaña es escucharme

 Una frase ¿Qué tal si si?... he estado disfrutando ponerme en acción hacía algunas actividades que quizá requieran destreza, pero recuerdo a un alguien diciéndome en una plática su mantra personal “hace más el que quiere, que el que puede”.

 Soy una persona que disfruta de la aventura, pero también del reposo, un hombre citadino más cercano de lo segundo que de lo primero, no obstante, vivo imaginando escenarios en los que se nos permita tener libertad y sus beneficios, precisamente eso es la respuesta a ¿a que vas a la montaña?



 El volcán Tacaná se ubica en el límite con la República de Guatemala, es una montaña compartida, tiene 4092 metros sobre el nivel del mar y la mayor parte del año tiene una temperatura promedio de 15 grados centígrados, recibe anualmente dos visitas en fechas bien definidas, en diciembre y en Semana Santa. Yo he ido en siete ocasiones y con entusiasmo iré otras siete o las que vengan. Anteriormente hacía la invitación a conocidos a sumarse al reto, pero todos tienen cosas más importantes que hacer, y he dejado de hacerlo. Voy solo o acompañado.

Luis quiso, por segunda ocasión acompañarme. Le pregunto qué consejo darías a quien quiere incursionar acá, responde que elijan a un buen compañero. Ya sea que vayas o que vengas del volcán ya estás beneficiándote del diálogo interno y de la bocanada de inspiración que la experiencia te proporciona.

Hay un lenguaje entre la montaña y tu, quizá creas que es una locura y ciertamente lo es, pero ¿a poco no conviene de vez en cuando vivir un poco loco? Mientras avanzas hay que vaciar los pensamientos, sin expectativas y sin pensar en algo, solo fluir hacia la montaña. La primera vez que vine tenía 17 años, recuerdo haber descendido alegremente a brincos, hoy es distinto, pero también somos ejemplo de constancia y resistencia, pues escucho decir papás a sus hijos adolescentes: “Vean a esos dos… si ellos pueden; ustedes también”.

 Luis también va absorto y cuando tenemos comunicación coincidimos en los descansos breves pero continuos y retomamos la marcha en silencio… en algún momento va recitando algo, y creo que es una canción, pero cuando le pregunto me dice que es una oración cabalista que tiene referencia con el consuelo Atoh, Malkuth Le Olahm “Eres el poder la gloria eterna”.

 Son nueve horas continuas hasta el cráter, incluyendo descansos y una hora de desayuno, el reto es subir el primer día y descender el siguiente, pernoctar en el cráter.

Allá arriba todos somos hermanos de la montaña y tenemos el consuelo unísono de estar agradeciendo el año que termina.

 Pienso en mis hijos, pienso si querrán explorar conmigo o solos este lugar, ¿cómo los motivo a disfrutar esta caminata? Y solo se me ocurre dejarlos ser, solo a través de mi testimonio que sepan que no me resistí a los encuentros con la montaña, la gocé y la escuché decir: no te detengas.

Diciembre del 2018
                                                                                    #Tapachula Chis.

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