La necesidad de la enseñanza moral
Esperar la cosecha sana y abundante cuando no se ha
invertido horas en el cuidado y atención en los cultivos es absurdo y no obstante
es una practica recurrente en la sociedad actual, ofrecen libertades a sus
hijos creyendo de esta forma sustituir viejos modelos de enseñanza, rehusando
tomar el tiempo para educar en la moralidad, al final los resultados son de
desesperanza.
Algunos padres satisfechos me han presentado con orgullo a
sus hijos adolescentes y yo le agradezco la oportunidad de estrechar los lazos
de afinidad que me unen con sus padres y advierto: “Los hijos son el reflejo de
los papás, así que a través de ti, voy a conocer más tus papás”, quedan con
boca y ojos abiertos, pero este dilema inocente, más tarde los ubicará en la
realidad circunstancial de una verdad, somos lo que construimos.
Así que sería conveniente que a través del diálogo se
insista en la educación familiar como modelo de conducta, ya que lo que no da
la escuela, es requisito ofrecer en casa.
No estaremos para siempre tras nuestros hijos, lo que
hayamos transmitido les acomañará todo su camino independiente, y en la medida
que hayamos invertido tiempo en la alimentación espiritual será la dote de
conocimientos filosóficos con los que se desenvuelvan.
Hoy, se piensa que eso está superado con la educación que se
obtiene en otros medios, sobre todo los tecnológicos, pero, día a día
comprobamos que algunas cosas no cambian y no podemos ceder nuestra
responsabilidad a otros, ni a nada, ni nadie. Mi abuela me educó, mis padres
también, yo educo hoy, y aunque me digan es demasiado, creo: “nunca es
demasiado”.
Los valore de cooperación de buena voluntad, de respeto,
empatía, solidaridad eso se aprende con el ejemplo, seamos perseverantes y
constantes, de tal forma que el lazo moral educativo dado en casa sea de un
grosor superior a la andanada de superficialidades que a diario están expuestos
en los supuestos medios educativos fuera del hogar.
Esdras Camacho Jagger
29/01/2019