domingo, 23 de marzo de 2014

Hacia una pedagogia amorosa.



En su acepción primaria el termino pedagogía proviene de paidos [niño] y  gogia (“conducir” o “llevar”), sin embargo su connotación a lo largo de la historia se ha transformado, entendiendo a lo largo de los años que pedagogía es un conjunto de conocimientos que buscan incidir en la construcción  academica de un sujeto.

Soy Educador desde el año 2000.

Cuando mencioné mi deseo de ser profesor, atónitas la mayoría de las personas dijeron: ¿Para qué?.
"Te morirás de hambre... y lo peor terminarás con piedras en el hígado, por supuesto al final nadie te lo agradecerá?.

¿Para qué?. No sabía bien para qué, quizá la pregunta debió ser ¿Porqué?.

Había disfrutado aprender en mis años de estudiante de grandes personas que con su ejemplo me inculcaron que "enseñar no es malo".

¿Cómo lo hicieron?

Enseñando, enseñaban enseñando.

La persona que me introdujo al mundo de la docencia, dijo. ¡Hazlo, total, echando a perder generaciones, se aprende!.

No refuté, solo opiné que el comentario era irresponsable.

Una ley de oro que en algún lado leí, dice "no hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran", entonces, si yo enseñaba de manera superficial, pensando estaba bien, aceptaba una ausencia de valores humanos, practicando la corrupción de "haz como que trabajas y haz como que aprendes", eso no es en ningún modo sano, eso no era digno de mi.

Lo que siguió fue que eduqué como  me gustaría que lo hicieran conmigo.
¿Cómo?

Practicando el respeto a la diferencia y demostrando un significado. "Educarse es liberarse".

Educarse para conocer más, otras realidades, otros mundos.

¿Si me preguntasen hoy de nuevo?

Mi respuesta sería en termino simples, para ayudar a ese niño que fuí.

La pedagogía desde mi punto de vista es ayudar a obtener el éxito al niño que fuimos, y que aún estamos a tiempo de amar.

Los modelos educativos de la antiguedad han usado el método de la represión y el castigo, han transformado mentes a base de presiones psicológicas, empleando la autoridad como guía, como ordenamiento de ideas que bien pudieron ser originales, las han esculpido para ser medianas y ordinarias.

Muchos procedimientos en la escuela tradicional han abusado de su autoridad, se han enseñoreado tanto que han olvidado una realidad "Todos somos iguales, en un fin".

Cuando una persona que es docente ejerce su actividad en forma despota y se siente superior, falta a un valor universal: "La humildad".

El que enseña debe recordar. "Alguna vez, yo fuí ese sujeto, igual  al que hoy educo, fuí similar antes de ser quien soy hoy, un ser nuevo, y todo gracias a la educación".

Seguimos en automático tantas verdades falsas que dañan o destruyen. Porque no rectificar y seguir una verdad. "Se puede vivir  siendo ignorante, pero se es más feliz educado".

Parafraseando la alegoría de la caverna del filósofo Platón: eduquemos a otros, devolviendo el favor que nos han hecho algunos, aquellos que nos han liberado. Rindamos el tributo a la humanidad que ha evoucionado para bien, aquellos seres que han dejado de ser ciegos y ayudan a otros a apreciar la luz y a no tenerle miedo a esa luz, la luz del entendimiento.

En una entrevista realizada al educador y filósofo Claudio naranjo, que puede verse en: https://www.youtube.com/watch?v=rMgLYqcX0_U se le pregunta.

- ¿Que nos  falta aprender como humanidad?
- Indudablemente a amar.

He ahí el planteamiento central de esta reflexión, amar como nos gustaría ser amado.
¿Porque no intentar amar (en el sentido cristiano del concepto) a nuestros educandos?.

Por último quiero decir, que todavía no me muero de hambre y si ocurriera lo haré feliz, sobra decir que no creo que tenga ni por asomo y causa de mi labor, piedras en el hígado.

2 comentarios:

  1. Ojalá muchos maestros opinaran como tu, ojalá.

    Un abrazo de alguien que en su lejana juventud quiso ser maestra y a falta de educandos practico con sus hijos y sobrinos.

    ResponderEliminar
  2. Nuestro ejemplo educa.

    Y en la familia más!!!

    SALUD!.

    ResponderEliminar