domingo, 22 de septiembre de 2013

La gula urbana

Andanzas eusebianas
La gula urbana

Eusebio Ruvalcaba

Todos comen todo el tiempo.
Todos beben todo el tiempo.
Caminas por la calle
o por la entrada de las líneas del metro
y observas a la gente amontonarse en los puestos
de tacos, de sopes, de tortas.
Todos tienen hambre.
Todos tienen sed.
Pero aun cuando esta hambre
y esta sed se sacien,
la gente sigue comiendo,
la gente sigue bebiendo.
Los restaurantes están saturados
y la gente se forma para entrar.
La gente espera.
En las oficinas la gente come,
en los transportes públicos la gente come,
en los conciertos y en las funciones la gente come.
En los baños la gente come.
En las marchas y en las visitas a los museos
la gente come. O cuando menos chupa una paleta.
No cabe un alma más en las cantinas
ni en los puestos de comida en el mercado.
Los refrescos, las cervezas y las aguas frescas
resbalan por las gargantas ávidas.
Si el capitalino se pudiera comer
a su vecino, al que viaja junto,
al que vive arriba, al lado, abajo,
con el que se topa a la entrada o la salida de los vagones
del metro, de las micros, de los taxis,
del metrobús,
se lo comería.
Si pudiera se lo comería.
Bebería su sangre no como un ritual
sagrado
sino como el niño bebe su refresco en el recreo.
Que no comparte.

3 comentarios:

  1. Tienes toda la razón, soy víctima de este caos. Como rápido porque hay cosas que hacer, a veces pienso, calma, este es el tiempo de comer. Pero es una mala costumbre adquirida del estrés, de los días en que trabajaba de 7 a.m. a 10 p.m.
    Y ahora 5 años después de esa crisis de trabajo y con 25 kilos más, sigo comiendo.¿comer para vivir o vivir para comer? ese es el dilema.

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  2. jaja creo que por eso unos andamos en esas carnes y con antojo durante el dia

    :P

    ¿serà cultural?

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  3. Ja ja ja el segundo verbo preferido de los humanos..¿o el primero?

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